La duquesa de Alba presumió de ser una aristócrata que nadaba contra corriente en España. El estilo distendido de vida que eligió, sus tres matrimonios y el eco que siempre tuvo en la prensa del corazón rompieron ocho siglos y 17 generaciones de rigurosa discreción.
María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva o, como se le conoce, Cayetana de Alba, la persona que más títulos nobiliarios atesoraba en el mundo según el libro Guinness de los Récords, falleció este jueves a causa de una neumonía. Tenía 88 años.
La duquesa murió en su residencia del Palacio de Dueñas, del siglo XV, en Sevilla, al sur del país. Fiel a su estilo rompedor, no será enterrada en el panteón familiar de Loeches, a las afueras de Madrid. Los restos de Cayetana de Alba reposarán en la capilla de la popular hermandad católica de los Gitanos de Sevilla, de cuya imagen titular, Nuestro Padre Jesús de la Salud, era ferviente devota.
El epitafio elegido por ella misma para su tumba dice: «Aquí yace Cayetana, que vivió como sintió».
«Mi pésame por el fallecimiento de la duquesa de Alba», escribió el presidente Mariano Rajoy en Twitter. «Le debemos el cuidado de un patrimonio artístico esencial para comprender la historia».
«Ha fallecido una mujer que ha marcado una etapa muy importante en la historia de España, pero sobre todo en la de Sevilla», agregó el alcalde sevillano Juan Ignacio Zoido en declaraciones a periodistas.
Su hijo mayor Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, de 66 años, será el decimonoveno duque de Alba y el encargado de perpetuar el legado de una de las familias de la nobleza europea con más patrimonio.