“Esto es lo que yo quiero ser,” dice el niño Máximo, mirando el anuncio donde sale la imagen lujosa de un señorón ya entrado en años al lado de una bella joven adornada de joyas. “¿Y tú crees que ese señor no trabajó muchísimo para comprar todas esas cosas carísimas?”, le replica su hermana Sara Máximo, decidido, contesta: “Yo no quiero su trabajo…
Yo quiero el de ella” Hijo de una familia amorosa de México, a Máximo (Eugenio Derbez) lo educaron como a cualquier otro jovencito de este mundo, pero con un pequeñísimo detalle: él soñaba con nunca jamás tener que trabajar ni esforzarse por conseguir nada en la vida. Y durante 25 años lo logró, perfeccionando sus dotes de seducción y romance hasta alcanzar su mayor objetivo: casarse con una mujer de dinero y de más edad que le pagara lo que él sentía merecer: lo mejor de la vida… Sólo que Máximo jamás pensó en el día que ese sueño se volviera pesadilla; el día cuando su esposa amorosa, rica y ya mucho mayor lo cambiara a él por un modelo mucho más joven.
En la calle, Máximo se queda sin casa y sin vida de lujos y, forzado a volver a un mundo de circunstancias limitadas, recurre a su hermana menor, Sara (Salma Hayek), con quien estaba peleado, y el hijo de 10 años de esta, Hugo (Raphael Alejandro) Y cuando se presenta la oportunidad de ayudar a su sobrinito estudioso a llamar la atención de una compañerita de estudios bonita y adinerada, Máximo trama poner en obra sus artimañas para conquistar la atención de Celeste (Raquel Welch), la muy guapa abuela multimillonaria de la niña. Armado de su mejor traje de baño de galán y su pasito más sexy, Máximo se lanza a recuperar su vida de privilegios; sin embargo, lo que este incorregible Latin Lover no sabe es que está por descubrir que, tratándose de la familia y las cosas del corazón, es verdad que lo mejor de la vida es gratis.
El largometraje con que se estrena de director el aclamado actor y guionista Ken Marino (Burning Love, Children’s Hospital), CÓMO SER UN LATIN LOVER es estelarizada en el papel de Máximo por el titán de la comicidad Eugenio Derbez, que se ganó la aclamación internacional como estrella, guionista y director de No se aceptan devoluciones, la película en español más taquillera de la historia de Estados Unidos. En el reparto coral se destacan pesos completos del cine y televisión tales como Salma Hayek (Frida, Ugly Betty), nominada al Oscar® y ganadora del Emmy®, Rob Lowe (Parks and Recreation, Detrás del Candelabro), Kristen Bell (Frozen, The Good Place), la legendaria Raquel Welch (Legally Blonde), Rob Corddry (Children’s Hospital, Ballers) Rob Riggle (Comando especial, Las noticias de Jon Stewart) y la revelación estelar de Raphael Alejandro como Hugo (Érase una vez, Un detective en el kínder 2). Actúan además Renée Taylor (The Nanny), Rob Huebel (Children’s Hospital), Michaela Watkins (Casual) y el icono televisivo Linda Lavin (Alice, The Good Wife), ganadora de los premios Golden Globe y Tony®. Con guion de Chris Spain y Jon Zack, CÓMO SER UN LATIN LOVER es producida por Derbez junto con su socio de 3Pas Studios, Benjamin Odell, con Mike Upton de productor ejecutivo. En el equipo creativo del director Ken Marino participan el director de cinematografía John Bailey (Grandes amigos), la diseñadora de producción Marcia Hinds (Annie), la diseñadora de vestuario Molly Grundman-Derbosi (Grandma), el editor John Daigle (Children’s Hospital), el compositor Craig Wedren (Wet Hot American Summer: 10 Years Later, Rock School), la artista de maquillaje Melanie Hughes-Weaver (Pitch Perfect 2) y el estilista de cabello Michael White (Mision Imposible: Secret Nation). CÓMO SER UN LATIN LOVER es producción de 3Pas Studios, Pantelion Films, Lionsgate y Televisa Cine. TRAILERS: https://www.youtube.com/watch?v=3-oKP8HfZ1U https://www.youtube.com/watch?v=xM5VisZXioo Cómo se hizo “CÓMO SER UN LATIN LOVER” Conquistar el mismo nivel del éxito mundial de No se aceptan devoluciones en 2013 no fue sencillo para la superestrella cómica mexicana Eugenio Derbez, quien escribió, dirigió y estelarizó la que aun hoy es la película en español más taquillera de la historia de Estados Unidos. Volver a alcanzar tales alturas puede ser una meta esquiva. Aun así, el momento en que atinó a salir No se aceptan devoluciones resultó afortunado, pues contribuyó a ilustrar con tanta más claridad la importancia de la diversidad en el entretenimiento producido en Hollywood. Derbez optó por ejercitar otras partes de su creatividad mientras con paciencia aguardaba el proyecto ideal para desarrollarse como cineasta, amarrando en tanto papeles en largometrajes como el reciente éxito Milagros del cielo y el drama de acción Geo-Tormenta, de próximo estreno.
Poder escoger el proyecto más afín a su impronta cómica ya establecida era un cometido serio, de modo que cuando a Derbez y Benjamin Odell, su socio de producción de 3Pas, les presentaron la idea de un gigoló ya no tan joven, supieron que esta era la oportunidad ansiada. “Yo buscaba un guion para mí que quedara con mi acento, mi público, mi edad, mi todo…”, recordó Derbez con una sonrisa.
“Lo que me encantó de CÓMO SER UN LATIN LOVER fue que pudiéramos jugar con esta imagen de alguien que es tan bonito y guapo como Julio Iglesias, Enrique Iglesias o Ricky Martin. Máximo de verdad ya no se cuece al primer hervor, probablemente está en los peores años de su vida, y es lo que se me hace más gracioso de este personaje”. Pensado al inicio como serie de televisión para Derbez, el productor Odell recuerda que el concepto de un gigoló caído que intenta levantarse le pareció irresistible a la mancuerna. Como la imagen del Latin Lover se conoce en todo el mundo, era una imagen de pantalla representativa lista para ser subvertida ante el público de cine de hoy. Más aún, era un papel con sus dificultades que habría de aprovechar el impulso ya cobrado por Derbez y que además resultara atractivo para gente más allá de su público muy leal.
“Me encantó la idea que alguien tan perezoso y mimado tratara de vivir en el mundo de la clase media,” explicó Odell. “Es un personaje muy fuera de su medio; empiezas con el estereotipo del Latin Lover y luego lo haces pedazos. Eso fue lo que más nos entusiasmó. La comicidad de Eugenio brota de una fuente muy real y humana. Yo pienso que es de esas fuerzas cómicas raras que sobresalen en el humor físico.
Máximo es un personaje que fácilmente podría ser despreciable, pero Eugenio tiene luz por dentro; lo hace tan querible que de verdad te puedes llevar el personaje mucho más allá”.
Atinar con las facetas cómicas precisas del penoso regreso de un gigoló excesivamente mimado y con años a cuestas a la vida normal y familiar requiere de plano una mano diestra. Si bien los espectadores se reirán de las ocurrencias a menudo absurdas de Máximo, es importante que además le tomen cariño al personaje cuando éste empiece a reconocer sus errores en la vida. El director Ken Marino ha tenido en la comedia de pena ajena su veta más rica con programas tan aclamados e inventivos como Hospital de Niños y Burning Love.
Fue el hallazgo de ese equilibrio entre risa y corazón fue lo que resultó ser la oportunidad que él buscaba para estrenarse como director en CÓMO SER UN LATIN LOVER. Inspirado en el tono de cintas de humor tan clásicas como Un loco anda suelto, El gran Lebowski y Tootsie, Marino quiso mostrar cómo los personajes extremos se vuelven entrañables por estar arraigados en una emotividad real. “Hice todo lo posible por conseguir el trabajo”, cuenta Marino. “Mi esperanza y objetivo al obtener el trabajo era crear una película cuyo tono fuera como el de las que me han conmovido a mí. Mi socia guionista (y esposa) Erica Oyama y yo quisimos darle más calidez y corazón, así que realzamos la relación entre Máximo y su hermana Sara. Nos pareció que si podíamos dar con el balance entre el corazón y la verdad de su relación podíamos irnos a extremos con los chistes más amplios. Como arrancar los brazos o cuando Máximo se tira a la alberca y se le cae todo el tinte de pelo o lo persiguen los dos dueños del forrado de coches y lo agarran de salva sea la parte. Que Eugenio interpretara este personaje fue esa combinación perfecta”.
Es indeleble la imagen del Latin Lover en la historia de Hollywood, pero también puede verse un tanto anacrónica para el pensar del siglo XXI. Marino le reconoce a Derbez el no haber querido evitar el pasado asociado a este arquetipo y sí rendirles en cambio homenaje a los grandes Latin Lovers del cine mexicano, como Mauricio Garcés. “Cuando me vi con Eugenio”, revela Marino, “miramos algunas películas donde salía Garcés y nos explayamos sobre el tema. Es un festejo de los grandes Latin Lovers representativos. Y además sale Eugenio, como riéndose de los lugares comunes y estereotipos: la esperanza era abarcarlo todo”. Aun con los integrantes del reparto, la imagen remozada del Latin Lover pesó mucho para convencerlos, como a Rob Lowe, que de inmediato se prendó de los matices cómicos de interpretar a un personaje como el mejor amigo de Máximo, el bronceado caza fortunas Rick. “Por algo no se habla del ‘Lover blanco anglosajón protestante’”, señala Lowe entre risas. “¡Ni quien quiera ver algo así! El Latin Lover todavía las puede y nosotros mantenemos viva la esperanza con esta película”.
Agregó Derbez respecto a crear el personaje de Máximo: “Cada hombre trae por dentro un poquito de la personalidad del Latin Lover. Si uno tiene la energía, si uno tiene por dentro la confianza en sí mismo, puede ser un Latin Lover. No es un estereotipo, ¡sino un modo de vivir!” Los públicos de hoy son lo bastante sofisticados para saber que las mejores producciones cómicas funcionan cuando el reparto, así como el equipo de rodaje, hacen que el espectador entre a la broma. Es la definición clásica de un frente unido. Si los de la pantalla se la pasan bien juntos y ese sentimiento trasciende la pantalla, en teoría, también el público compartirá el sentimiento.
El director Marino ha trabajado en suficientes producciones de reparto coral como escritor, actor y director para saber qué funciona y qué no para forjar esa experiencia incluyente. Al prepararse para empezar a trabajar en su primer largometraje como director, el instinto le dijo a Marino que la experiencia sería tanto mejor con algo de ayuda de sus amigos, todos ellos colaboradores suyos en proyectos anteriores. “Cuando conseguí este trabajo”, cuenta Marino, “lo primero que pensé fue ‘¿A quién le puedo hablar? ¿Quién hay que sea súper chistoso y súper talentoso para llevarse este material a otro nivel? Tengo la gran bendición de contar con muchos amigos talentosos; les hablé y me dijeron que sí”.
Entre los que contestaron el llamado estuvo Kristen Bell, que adoptó el papel de Cindy, la gerente del negocio de yogur cantora y amante de los gatos que le da a Máximo su primer trabajo de verdad. Ansias de figurar en la producción sintieron también quienes Marino gusta de llamar “los Rob de diamante”, como Rob Riggle y Rob Huebel como Nick y Scott, los nefastos dueños de una empresa de forrado de vehículos que Máximo intenta defraudar; o como Rob Corddry, que sale de Quincy, el chofer que impide al gigoló acercarse a la acaudalada Celeste, a la que Máximo quiere seducir.
Los fans de la televisión en streaming verán también a Michaela Watkins de la serie Casual de Hulu como la jefa de Salma Hayek que no le deja avanzar en su despacho de arquitectos. Y sí, ahí está Linda Lavin, leyenda del teatro y televisión, como Millicent, la señora rica escandalosamente aventurera que mantiene a Rob Lowe. “Para mí,” continúa Marino, “y ciertamente para Eugenio, es importante, sobre todo en la comedia traer a gente en la confíes; con la que te se sientas a salvo y se sientan a salvo contigo. Pienso así se logran esos momentos mágicos que a lo mejor no vienen en el guion; las recompensas que suceden en el momento”. Marino no fue el único en recurrir a sus amigos comediantes para CÓMO SER UN LATIN LOVER.
Derbez también convirtió el trabajo en asunto de familia al conseguir la ayuda de su hijo Vadhir en el papel del Máximo joven en sus días de gloria cuando se ponía traje de baño y trabajaba en la piscina de un spa hedonista. “Vadhir se puso a dieta cuatro meses”, reveló Derbez. “Se ejercitó y se andaba matando para ponerse en forma. Estuvo bien curioso, pues me preguntaban: ‘¿Cómo le hiciste para meter en el reparto a alguien igualito a ti pero más joven?’ Les decía: ‘¡Lo planeé hace 25 años!’ Hasta Salma me dijo cuando vio el tráiler de la película: ‘¿Qué diablos hiciste? ¡Te ves sensacional!’ Le dije que no era yo sino mi hijo. Me contestó: ‘¡Pensé que eras tú! ¡Te iba a preguntar por tu cirujano plástico!’” A pesar de más de 30 años de amistad, Derbez y Hayek lamentaban a menudo jamás haber tenido la oportunidad de trabajar juntos.
El cumplimiento de esa promesa de toda una vida resultó para la película una conquista formidable que todos los realizadores esperaban. Como Sara, la hermana testaruda de Máximo y arquitecta en ciernes, Hayek comentó que darles ese lazo familiar no era muy lejano de la realidad dada su historia con Derbez (dato interesante: ambos nacieron 2 de septiembre) “Soy amiga de Eugenio desde hace mucho tiempo,” explica Hayek. “Cuando puse mi productora, una de las primeras ideas que tuve fue hacer un programa para Eugenio, pero todavía faltaba para que Estados Unidos esto fue antes de Betty la Fea–entendiera el poder del mercado latino.
Somos muy parecidos de muchas maneras. No se me ocurre mejor encuadre para los personajes que ser hermanos. Para mí es una gran oportunidad de actuar en español e interpretar a una mexicana y divertirme para revivir un poquito de nuestra niñez. Así, pude revivir mi niñez en México con un hermano que en la vida real siento como un hermano”. Para Derbez, había otras realidades prácticas para querer que Hayek se sumara al reparto, además de la oportunidad de trabajar juntos. La mancuerna se fue hasta al estudio de grabación ya en la fase de posproducción de la cinta para grabar su versión salsera de la clásica balada “El Triste” para la banda sonora. “Nos la pasamos como pocas veces porque ella es adorable, está loca y es muy creativa; siempre trae cosas nuevas. Actuando en español nos sentíamos muy bien, pues era como si ni estuviéramos actuando: nada más estábamos como jugando, como hermanos. No está fácil encontrar una química así.
Está sensacional que dos mexicanos actúen de mexicanos, porque he visto muchas películas de Hollywood con supuestos mexicanos que no son mexicanos. Otro productor hubiera contratado a una actriz de otra parte y seguro que algunos públicos no hubieran podido notar la diferencia, pero nosotros vaya que nos damos cuenta cuando alguien tiene acento de Colombia, Argentina o España. Para nosotros fue importantísimo que dos mexicanos de verdad interpretaran a dos mexicanos. El público también disfrutará de una experiencia como de Oz al ver CÓMO SER UN LATIN LOVER gracias a una lista cuidadosamente escogida de actores secundarios (y cameos) que agregan un elemento de sorpresa y alegría a lo que transcurre. De entre ellos sobresale Rob Lowe, estrella nominada a los premios Emmy® y Golden Globe®, que no deja de ensanchar su canon de papeles humorísticos memorables como el de Rick, que él considera el “Yoda” de los gigolós. “Ken Marino fue el motivo de querer salir en la película”, explica Lowe. “Eugenio fue una sorpresa muy agradable, pero yo de él no sabía al entrarle. Siempre quise trabajar con Ken y sabía él iba a encargarse de una película que francamente tenía que dar con el tono correcto, lo que sé Ken sabe más que otra cosa es lo del tono”. ¿En cuanto a dar un personaje de fuerte inclinación conocido por una conducta lujuriosa? Lowe no pudo evitar bromear un poco de las realidades prácticas de interpretar a un especialista en seducción a estas alturas de su vida. “Ya llevo 25 años domado y ya se viene el aniversario”, aclara Lowe entre carcajadas.
“Todavía tengo recuerdos muy borrosos de lo que es ser soltero; está muy borroso pero, ¿dar este papel? Me estoy acordando de todo. ¡Me divierte volver a dejar salir esa parte de mí!” A Marino y gran parte del reparto masculino le emocionó enterarse que contarían con el símbolo sexual perenne que es Raquel Welch, cuya actuación “encantadora” como la viuda superrica Celeste es uno de los mejores momentos inolvidables de la cinta. Lo mismo se puede decir de la actriz y guionista Renée Taylor, nominada al premio Oscar®, que brinda una actuación “arrebatadoramente” indeleble como Peggy, la ex de Máximo (¡y esperemos a ver a quién escoge de sustituto de Máximo!) Y además está la revelación de Raphael Alejandro como Hugo, hijo de Sara y sobrino estudioso y serio de Máximo, que salva las diferencias de edad de la manera más entrañable. “Raphael Alejandro es uno de los niños más simpáticos con los que me haya tocado trabajar,” confesó Derbez respecto a su coestelar ‘roba escenas’.
¡Es impresionante!” Marino estuvo de acuerdo y agregó: “Hicimos audición a un montón de niños, pero él tenía algo especial, pues era una gran personalidad y además muy ameno y listo. No trataba de ser lo que no era; en la película, es él mismo: una versión de sí mismo. Creo que habla… ¡como seis idiomas diferentes! Es fascinante”. Hayek subrayó contenta las ventajas de una cinta poblada de un reparto de contrastes, lo que realza aún más el humor de los choques de culturas y generaciones que son el núcleo de la película. “Lo genial de la película es que habrá muchos públicos distintos para esta cinta”, dice Hayek. “A mí me gustó la idea que, de cierto modo, Máximo disfruta más de su trabajo. Para él es importante hacer que estas mujeres se sientan especiales; le da alegría.
El instante en que llegan a mayores, la sociedad las abandona o pasa por alto. A mí me parece una cualidad adorable del personaje que es original en la película. Todos se pueden reír de sí mismos como nos reímos del concepto del Latin Lover. Tiene mucho corazón y eso es importantísimo. Es un tanto pícara, pero está hecha de manera inteligente para que los niños no lo capten, pero con cosas que ellos pueden disfrutar”. Rodada en locación por todo Los Ángeles, a Marino le enorgullece la cinta refleje más que sólo las partes icónicas y relumbrantes de la ciudad que el público ha llegado a disfrutar en pantalla una y otra vez.
A pesar de los eventos a menudo hilarantes que suceden en toda la película, él quiso asegurarse que el rostro de la ciudad también fuera un actor clave que estuviera anclado en la realidad. Las vistas y sonidos multiculturales y bilingües de la ciudad son asimismo complementados por una banda sonora que viene con una grabación de la estrella Carla Morrison, nominada al Grammy®. “Tenemos que aceptar toda la belleza de Los Ángeles porque aquí hay mucha”, se sinceró Marino.
“Nuestro objetivo es aceptar la diversidad, distintas culturas y formas de vivir de Los Ángeles de manera real”. “Fue una bendición rodar en Los Ángeles”, añade Derbez. “Es este caso, nos pudimos dar el lujo de grabar aquí, y da mucho gusto ver Los Ángeles tal como es”. El momento preciso parece estar otra vez del lado de Derbez con la salida de CÓMO SER UN LATIN LOVER. En esta época de lujo exagerado y simbolismo de estatus, Máximo se sentiría como en su casa en la era documentada en Instagram de ciertas “estrellas” de los realities de televisión. Derbez se ha esmerado en refinar una comicidad que lo clasifica como uno de los artistas más encumbrados que trabajan hoy en México y América Latina. Si bien ha incursionado un poco en Estados Unidos, CÓMO SER UN LATIN LOVER le brindó en efecto el primer protagónico en inglés de su trayectoria. El actor y cineasta reconoció que el proceso estuvo en ocasiones “complicado”, motivándolo incluso a cuestionarse si su tipo de comicidad se podía traducir a otro idioma. “Yo vengo del mundo hispano y somos anchos”, exclama Derbez.
“¡Somos grandes! En esta película voy a lugares donde nunca he estado, pero de manera muy contenida; en verdad ha sido una curva de aprendizaje y me siento muy bien al respecto”. Al ver la cinta terminada, Derbez confía más que nunca en que las fortalezas del material y su mensaje atraigan al público más amplio posible. Es una fase más de un plan general para seguir sacando una lista singular de proyectos que no sólo le den una nueva definición a su propio tipo de comicidad, sino que acaben con las etiquetas relacionadas a un tipo específico de entretenimiento.
“A Eugenio y a mí nos emocionó mucho la posibilidad de algo que pudiera ser orgánicamente diverso”, refiere el productor Odell. “Lo genial de los relatos orgánicamente diversos es que no hay necesidad de llamar la atención al respecto. Nadie va a ver esta película y decir: “Ah, es una película latina…” Es una película y ya”. “Salió de una idea original y se ponía más y más divertida cada día”, concluye Derbez.
“Me da mucho orgullo porque es de verdad diferente. Estamos rompiendo con estereotipos. Cada vez que trabajo, sea en mis programas de televisión o películas, me encanta poner algo para cada quien. Me gusta trabajar para toda la familia, pues se siente fresco y diferente de verdad. Además, trae un mensaje muy bonito e importante.
El dinero no es lo único que importa en la vida. Máximo lo tuvo todo: coches, yates, helicópteros, aviones… Vivió en mansiones enormes, pero se da cuenta que la vida es otra cosa. La vida es la familia, el amor, cuidarse unos a otros… Eso es de lo mejor que tiene que ofrecer la película”.